
Le fascinaba la manera en que él controlaba la situación y a ella, la sumisión.
Le encantaba como la manipulaba.
Amaba como la observaba con esa mirada furtiva, llena de pasión y lujuria.
Le gustaba que la manejara a su antojo.
Adoraba que fuere tan imprevisible, su falta de atención y cariño.
Quería que la trataran peor que a una muñeca de trapo.... y eso la volvía loca.
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